domingo, marzo 15, 2009


Las Metáforas de la Vida

Andalucía es un país donde la gente es muy metafórica. A la gente le gusta mucho hacer comparaciones y dar ejemplos o crear principios para entender mejor la vida. Recuerdo que de pequeño mi padre me contaba muchas de sus teorías (aunque yo no comprendiera mucho de lo que quería decir). Hace poco me he acordado de que esto no se circunscribía a él, sino que sus amigos, los vecinos, la familia, el extraño que te habla en el autobús, el maestro y el cura: todos te aleccionaban con distintas historias y ejemplos de cómo evitar el error y llevar el buen camino.

Creo que a los niños no les viene muy bien que les cuenten metáforas. Es mejor decirles directamente lo que tienen que hacer o exponerlo a la situación real o a una simulación para ilustrar mejor las cosas. Esperar que un niño entienda una metáfora es como esperar que alguien aprenda la teoría de la relatividad espontáneamente. Eso es un mito.

Ahora que soy más mayor y empiezo a tener arrugas, cada vez me gustan más las metáforas. Y también da la casualidad de que en mi profesión son muy útiles.

Voy a compartir una metáfora de la vida con vosotros. O mejor, voy a comparar dos metáforas. Sobre la vida, grandes escritores y pensadores han sido capaces de retratar su esencia en muchas ocasiones. Todos conocemos frases tales como ‘la vida es sueño’, o ‘la vida es como un escenario o una tragicomedia’. Mis ideas a compartir hoy son las de la vida como un juego. Es curioso que al menos a muchos hombres, les guste pasar la mayor parte de su tiempo libre practicando o hablando de juegos de ganar o perder (como el fútbol). Sin embargo, si la vida fuera un juego, a mí me da la impresión de que la vida sería como un juego de construcción. En la vida no se gana o pierde nada puesto que nada te llevas cuando te vas. En todo caso, a un nivel metafísico quizás sea una pérdida, porque lo que se consigue al principio (la vida) se pierde al final. Aceptar esto como único valor puede que sea algo alienante y nihilista. La vida la entendería yo mejor a nivel lúdico como un juego de construcción (como el género de juegos de ordenador ‘Tycoon’) dividido en capítulos. Ahora que me aproximo a la cuarta década, veo que la vida está dividida claramente en partes en las que parece haber una serie de tareas dominantes (como en la teoría del desarrollo humano de Erikson). Si consigues desarrollar esas tareas entonces pasas a la siguiente fase (sin asignaturas para recuperar). El primer objetivo es descubrir qué es lo que tienes que hacer en esa nueva fase de la vida y después si has sido capaz de darte cuenta, hacer todo lo posible para cubrirlos. Si no consigues desarrollar los retos del capítulo anterior entonces o se te acumula el trabajo o vives la siguiente fase con deficiencias y más estrés (y además teniendo que ‘revisitar’ fases previas no superadas). Creo que la vida es implacable, y los errores se pagan. Lo que ocurre es que psicológicamente la vida se percibe como una lucha o competición. Pero creo que no es así. La percibimos como una titánica y dramática lucha en la que continuamente fluctuamos en la fé y la confianza en nosotros mismos. Creermos jugar al ajedrez contra un supercomputador. Sabemos que tarde o temprano nos va a ganar. Lo importante para nosotros es ‘llegar lejos’. Pero la vida quizás tenga más sentido verla como un proceso en el que nosotros somos parte de una cadena, y como tal pieza del mundo, ni somos esenciales, ni tengamos que vivir con tanto miedo. La vida humana podría ser entendida como la de aquellas pequeñas criaturas llamadas ‘Curris’ que los Fraggle tenían como vecinos. Construir y desarrollar estrategias. Compartir y crear, establecer relaciones, desarrollar habilidades: construir, construir. Y al final dejar un legado para la siguiente generación. Es un juego de influencia, de acumulación de poder y de saber compartir y disfrutar con moderación. Pero es un juego que está marcado por factores de desgaste: limitadas energías, limitados recursos, tiempo limitado, etc. Y sobre todo saber que en cualquier momento todo lo construido se viene abajo (siempre hay algún Fraggle que puede arruinar tu sistema en un minuto).

sábado, marzo 14, 2009

El Laberinto de las Emociones

Ahora que nos vamos a otro lugar, uno empieza a sentirse extraño. Un rato que he pasado solo llenando cajas y mirando fotos de hace algunos años es suficiente para hacerme sentir frágil y como perdido. Así es como uno manifiesta la necesidad de luchar contra los cambios.

Ni aunque uno decida cambiar cosas en la vida parece satisfacer a la mente. Ella misma tiene sus principios y te hace sentir mal cuando vas en contra de su propia 'corriente'. Pero, ¿cómo un eterno emigrante como yo puede sentir esa extraña nostalgia? No lo sé, quizás está el hecho de que a todo se acostumbra uno. Van a hacer casi cinco años viviendo en Cambridge y ahora me marcho a Essex. No cambiaré el título de este blog, al menos por el momento.

He pensado en lo que dejo aquí, y se me ha venido la imagen de mi amigo y vecino Javier Serrano, gran andaluz y un tesoro que he encontrado aquí, en el medio del mundo inglés. Se me han saltado las lágrimas al darme cuenta que a partir de ahora estaré lejos de él: ya no habrá más tertulias nocturas, y que de nuevo tendré que estar solo, sin andaluces a mi alrededor. Es un calvario estar solo, o sentirse solo. Pero la soledad ayuda a desarrollar nuestro sentido de la identidad y gracias a esa soledad, me doy cuenta que soy irrevocablemente andaluz.

Por cierto, me han pasado una noticia de que el gobierno andaluz ha declarado a los psicólogos clínicos como 'facultativos', es decir al mismo nivel que los médicos. Esto es un gran paso adelante, y quizás una 'señal' para mí, una señal para volver a casa. Tengo que aguantar aquí algunos años más, pero quizás ahora después de ocho años de emigración acabe de empezar la cuenta atrás...

viernes, marzo 06, 2009

FUNDACIÓN

La ciencia ficción puede que hable más del pasado que del futuro. En la famosa obra de Isaac Asimov; 'Fundación', el autor especula sobre el destino de una civilización galáctica que tiende irrevocablemente a su autodestrucción. ¿No no es esto familiar? Una Andalucía que era dueña del mundo conocido y que colapsó en manos de los bárbaros del norte. ¿No es esto realmente parte de nuestra vida? Lógicamente todo el mundo pensará en el imperio romano y en el imperio español cuando lean la serie de Fundación de Asimov. Sin embargo, ni el imperio romano ni el español pusieron como prioridad el conocimiento y la ciencia. Andalucía si que lo ha hecho.

Ahora que nos encontramos en las postrimerías de la historia, nos vemos avocados a mirar atrás pero también a lo que pasa ahora. El 28 de Febrero ha pasado sin más ni más. Ni siquiera en el Diario de Sevilla Digital se refleja nada. Las medallas de Andalucía quedan como un acto folklórico donde nadie sabe quién ni porqué algunos individuos merecen tal mérito. La corrupción y el conservadurismo devoran el corazón de Europa, es decir Andalucía.

Una sociedad que un día supo unir las tres religiones más importantes del mundo, hoy no sabe ni celebrar su propia identidad. Yo diría que si el resto de Europa sufre la gota, Andalucía sufre demencia. Y puede que no haya un Hari Seldom para prevenir el desastre total.