sábado, marzo 14, 2009

El Laberinto de las Emociones

Ahora que nos vamos a otro lugar, uno empieza a sentirse extraño. Un rato que he pasado solo llenando cajas y mirando fotos de hace algunos años es suficiente para hacerme sentir frágil y como perdido. Así es como uno manifiesta la necesidad de luchar contra los cambios.

Ni aunque uno decida cambiar cosas en la vida parece satisfacer a la mente. Ella misma tiene sus principios y te hace sentir mal cuando vas en contra de su propia 'corriente'. Pero, ¿cómo un eterno emigrante como yo puede sentir esa extraña nostalgia? No lo sé, quizás está el hecho de que a todo se acostumbra uno. Van a hacer casi cinco años viviendo en Cambridge y ahora me marcho a Essex. No cambiaré el título de este blog, al menos por el momento.

He pensado en lo que dejo aquí, y se me ha venido la imagen de mi amigo y vecino Javier Serrano, gran andaluz y un tesoro que he encontrado aquí, en el medio del mundo inglés. Se me han saltado las lágrimas al darme cuenta que a partir de ahora estaré lejos de él: ya no habrá más tertulias nocturas, y que de nuevo tendré que estar solo, sin andaluces a mi alrededor. Es un calvario estar solo, o sentirse solo. Pero la soledad ayuda a desarrollar nuestro sentido de la identidad y gracias a esa soledad, me doy cuenta que soy irrevocablemente andaluz.

Por cierto, me han pasado una noticia de que el gobierno andaluz ha declarado a los psicólogos clínicos como 'facultativos', es decir al mismo nivel que los médicos. Esto es un gran paso adelante, y quizás una 'señal' para mí, una señal para volver a casa. Tengo que aguantar aquí algunos años más, pero quizás ahora después de ocho años de emigración acabe de empezar la cuenta atrás...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ojala! todos los grandes cerebros andaluces que tenemos fuera de Andalucía puedan volver lo antes posible. Esta tierra os necesita.Desde el BNA vamos a luchar para que así sea, gente como tu son la que más se lo merecen. Un saludos compañero