domingo, febrero 22, 2009

Protagonista

¿Cuánta gente se siente protagonistas de sus vidas? ¿Cuánta gente vive lo que quiere vivir? Veinticinco años seguidos en el Parque Alcosa de Sevilla me sirvieron a mí para lanzarme muy lejos. El amargo hartazgo de un 'siempre igual' mezquino y empobrecido ayudaron a crear en mi interior un enorme deseo de escapar. Falta de vida cultural, falta de recursos de todo tipo, drogadictos y ladrones campando a sus anchas en mi barrio, no sólo me ayudaron a crear una repulsa por todo lo que he conocido de joven, sino también a crear fortaleza y convicción de que si esos malditos no acabaron conmigo, nada podía hacerlo.

Tras esos ominosos años de oscuridad espiritual, una explosión de oportunidades vinieron a mí, cuando ya pude visitar el centro de Sevilla, hacerme verdaderamente sevillano, disfrutar de su cultura y negar para siempre que yo soy del Parque Alcosa. Pero esa vergüenza interna de ser de un barrio obrero siempre me ha perseguido y asaltado súbitamente en todas las esquinas de mi vida. Especialmente en las más oscuras. Cuando empezé a darme cuenta que esa identidad también estaba relacionada con ser andaluz y estar oprimido es cuando ya mi culpa y vergüenza se transformó en orgullo. Casi como la revelación divina del lunático, mi destino personal se vio ligado al de mi país, al de mi barrio, mi ciudad y el mundo.

Ser psicólogo se convirtió en el nuevo cabalgar de un Don Quijote moderno que desfaze entuertos y que se levanta después de cada trompazo que le da el gigante farmacológico, o el gigante de la ignorancia. Sentirme andaluz por encima de todo ha sido como el alcanzar la hidalguía y la razón suprema para continuar la singladura de mis antepasados. Pero sobre todo, para ser protagonista de mi propia vida.

No hay nada más me reviente de esta vida moderna que el fútbol y los coches. Hay muchos que han aceptado por función en la sociedad, el comprar una entrada para sentarse en las gradas de la vida y ver cómo otros marcan los goles. Y para pagar eternamente un coche que sirve sobre todo para que se queme en las colas interminables o nos mate algún día en una curva canalla. Yo prefiero crear mi propio juego con aquellos que también quieran hacerlo, y simplemente vivir el juego o como dicen los artistas, estar en el escenario y actuar. Y nunca más ser el auditorio o el espectador. La vida es para vivirla. Saludos a los parque alcoseños.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lee lo que ha escrito un antiguo lector tuyo en este blog: elmaravillosomundodemiguel.blogspot.com.
Es terriblemente duro con la tele de todos los andaluces... pero es verdad.