viernes, julio 13, 2007


Entrevista

P. A usted le resulta chocante la definición que de “exilio” hace Hisham Matar, como “aquella narrativa que ha sido interrumpida”. ¿Ha sido su vida en el exilio de alguna ayuda para comprender el tiempo que vivió en Andalucía?.

R. Edward Said dijo que sufrió tres exilios: el de la madre patria, el de la lengua materna y el de los amigos y la familia. Yo me siento igual. Echo de menos Andalucía y todo lo hermoso que hay en ella. No puedo vivir sin pensar en Andalucia, sin embargo, siento que no puedo vivir allí. Sueño con que un día volveré. Me despierto por las noches desorientado, no sabiendo dònde estoy. La gente con la que me relacionaba hace seis años o más están como congelados en mi memoria. Me voy olvidando de sus nombres, de sus cosas. Lo que sí recuerdo bien es el amor que siento por todos ellos. Sin embargo, a diferencia de muchos exiliados, cuando yo me fui de Andalucía, en realidad ya me había ido hacía mucho tiempo. Yo me había exiliado ya mentalmente. Me sentí expulsado, como mis antepasados judíos y musulmanes. Sentí que mucha gente en Andalucía y en España no quieren a gente como a mí.

El vivir en otro país, me ha servido para confirmar ese sentimiento de que todo aquello que nos ha desunido de los españoles y portugueses ha continuado en mí. La diáspora Andaluza ha continuado en mí, y forma parte de mi modo de ver las cosas. Me he visto diferente en Andalucía, por hablar andaluz, por pensar en andaluz y por comportarme como un andaluz. Y me he visto marginado. Por lo tanto para mí el exilio, no es romper con nada, sino más bien continuar lo que otros empezaron antes.

Ahora, todos mis sentimientos confusos, mi ambivalencia hacia Andalucía y hacia España, todo cobra más sentido desde la distancia. Las mentiras que dicen los españoles sobre Andalucía y todo lo que ocultan de nosotros para negar que un día fuimos la luz de Europa, salen a la luz ahora en la distancia. Ahora que puedo pensar tranquilo.

P. ¿Porqué no escribe en inglés en lugar de escribir en castellano?.

R. Si le digo la verdad, ojalá pudiera escribir en inglés. Lo cierto es que me cuesta mucho trabajo escribir en ese idioma. El hecho de haber recibido una educación castellana en Andalucía ya me parece bastante intromisión en mi mente, como para encima pasar al inglés. Pero no lo descarto. Aunque estoy muy lejos de escribir fluidamente en inglés. De hecho tengo muchos amigos ingleses que me piden que escriba este diario en inglés para que puedan leerlo. Cosa que no pasa con mis amigos andaluces. Ninguno tiene el más mínimo interés en seguir un diario como èste.

R. ¿Cómo de apegado cree usted que está el lenguaje con la memoria?

Mucho, muchísimo. Para mí, el andaluz es equivalente a familia, a emociones, a enamorar y enamorarme. El andaluz es lo oral, el lenguaje hablado, y por tanto la memoria de lo hablado. El castellano equivale a la memoria de lo escuchado y leído. Me suena a telediario, a las aburridas películas españolas, a las insultantes clases de Lengua Española pero también a los libros que leía en Andalucía. Ahora apenas leo en castellano. Repudio todo lo castellano, por haber sido impuesto. Como los ateos que han sufrido el lavado de cerebro en los colegios religiosos españoles. Yo me he hecho ateo del españolismo. Me intentaron lavar el cerebro y todo lo que han conseguido es que me vuelva en contra de ello.

Experimento el castellano como un trauma. Y me resulta doloroso leer y escribir en castellano. Pero los andaluces todavía no quieren leer en andaluz y hasta que esto no ocurra yo tampoco quiero cerrarme por completo a comunicarme con otros “rebeldes” o curiosos en el idioma que se nos ha impuesto. Ya llegará el momento. Pero sí, los castellanos saben bien que aniquilando nuestra memoria pueden acabar con nuestra identidad. Y el lenguaje es un vehículo de la identidad.


P. ¿Porqué dice usted que españoles y andaluces quieren olvidar?

R. Españoles y Andaluces quieren olvidar lo mismo que quieren olvidar Franquistas y Republicanos. Quieren limar diferencias dicen. Pero lo único que hacen es hacer la brecha más grande, y hacer el dolor más insufrible. Para curarse hay que hablar. Lo dicen los psicólogos y todos los pacientes de los psicólogos. Sino se habla no se puede entender nada. Y si no se dialoga, menos todavía. Para que un psicólogo cure, el psicólogo tiene que escuchar. Y yo digo, ¿Quién escucha en España?. España no nos puede curar, porque no escucha. Las heridas nos la tendrán que curar otros. A mí me las están curando los ingleses.

Hay una historia legal y otra Historia Legítima. La historia legal la escribe España. La Historia soterrada pero Legítima la tenemos que escribir los perdedores. Ian Gibson dice que las biografías son una gran laguna literaria en España. No me extraña. ¿Quién quiere saber de la vida de los Andaluces? Y aquellos que se atreven lo hacen parcialmente. Con muchos prejuicios.

P. Dice que la Reconquista nunca existió…explíquese.

R. Lo dice hasta Ian Gibson, que esto ni le va ni le viene. La Reconquista de España no pudo ser puesto que España no existía cuando los Andaluces formamos nuestro Imperio. Nosotros rejuntamos las piezas del puzzle que la decadencia de la Andalucía Romana y Visigótica dejó para relanzarnos de nuevo y educar a los insufribles pobladores de la Meseta Central, Vascongadas y demás áreas de la Península Ibérica que carecían de identidad nacional. Nosotros les dimos un motivo o un propósito para vivir. Pero eso no es ninguna reconquista de nada. Simplemente nos volvimos a replegar y entregarnos a una guerra intestina que los señores feudales aprovecharon para acabar con nuestra cultura y formas de vida. Nunca nos invadieron ningún moro de ninguna parte. Nosotros decidimos cambiar de religión, como lo hicieron en Inglaterra con Enrique VIII. Que yo sepa ni Enrique VIII era alemán, ni los alemanes invadieron Inglaterra con sus hordas protestantes. ¿Porqué lo iban a hacer nuestros pobres hermanos del Norte de África, que por aquella época no eran más que tribus nómadas desperdigadas?.

P. Usted es Nacionalista Andaluz, republicano, y encima federalista. ¿Cómo explica usted semejante cóctel?

R. Al igual que mis predecesores, los Nacionalistas Andaluces consideramos que un estado moderno si quiere ser fuerte tiene que aliarse con otros. Ahí está el ejemplo de los “Estados Unidos de Gringolandia”. Yo propongo una Federación de Estados Ibéricos y que se vaya a tomar por culo toda la aristocracia.

P. Si no hubo Reconquista, entonces ¿qué deberíamos hacer con las tierras que los aristócratas castellanos tomaron de Andalucía?

R. Aquello fue una invasión. Si de verdad vivimos en democracia y tenemos los mismos derechos que los españoles, se nos tienen que devolver las tierras Andaluzas a los Andaluces. La invasión castellana repartió las tierras para ser administradas. Si ahora la administración es Andaluza, las tierras de Andalucía tienen que ser entregadas a la Junta de Andalucía. Todas las propiedades de los nobles de España tienen que ser expropiadas de inmediato. Y la Mezquita de Córdoba tiene que expropiarse también.

P. Ahora entiendo porqué usted vive en el exilio. Tiene muchos pájaros en la cabeza.

R. A lo mejor, como todos los exiliados. Pero lo que pase en mi cabeza es asunto mío. Y si quiero tener una pajarera dentro de mi cabeza es problema mío. Y la puedo pintar de blanco y verde si quiero.

Además, pensar debería ser legal. Sobre todo cuando pensar no le hace daño a nadie. O quizás sólo al que piensa. Se ve que España sigue aplicando las filosofía católica de reprimir el pensamiento. Y eso lo saben hasta vascos y catalanes.

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