sábado, septiembre 29, 2007



Rosa Montero o la obrera que renunció de su clase

Ahora debería de estar trabajando en mis tareas académicas de doctorado, pero como uno siempre tiene que llevar la contraria a todo, me pongo a escribir sobre otros temas.

He estado pensando que después de haber puesto a parir a Javier Marías, que es al fin y al cabo un escritor de novelas metido a sociólogo de pacotilla, creo que sería injusto terminar sin contar con Rosa Montero, otra junta-letras de El País. Rosa, que fue una estudiante de Psicología, nunca acabó la carrera. No me extraña. Lo que escribe demuestra que no sabe de Psicología. Si fuera psicóloga la llamaría gamberra psicológica.

Rosa Montero también publicó un artículo el mismo día que Javier Marías y también me infló las narices. Pero Rosa me mosqueó por otro motivo distinto. Me enfadó ver que escribió un buen artículo titulado “Inquietante y Mestiza” y que fue capaz de hablar como he dicho antes en un tono psicológico. En el artículo ella aduce que “en nuestro afán de convertirlo todo en blanco y negro, también odiamos lo complejo”. En realidad se refiere a aspectos sociológicos y psicológicos mezclados. Pero en el fondo, cae en lo mismo que el señor Marías. Culpa a la gente de ser lo que son y lo peor de todo, defiende a los ganadores y a los poderosos.

Puede que sea verdad como ella dice, que para las personas es difícil asumir ambigüedades, que es complicado aceptar que los seres humanos somos contradictorios. Pero eso no justifica que días antes ella escriba en otro artículo, que los que quemaron las fotos de los monarcas españoles, sea unos gamberros.

Resulta que los que ponen en entredicho la contradicción de un sistema donde se supone que todos somos iguales, y a la vez se expone descaradamente que hay algunos que lo merecen todo desde la cuna, resulta, que esos pobres que salen a la calle a exponer esta cruda realidad con una protesta, éstos, son unos gamberros.

Rosa Montero, un intento frustrado de psicóloga, califica de gamberros a los que exponen las contradicciones de la sociedad. Ella, que señala a la masa, igual que Javier Marías, culpándola de no saber distinguir, de no poder comprender lo complejo del mundo, ella, ridiculiza a la gente que expresa su derecho a disentir. Todo lo bueno que tiene su artículo “Inquietante” lo estropea con su artículo previo.

En su estilo se advierte el esfuerzo en escribir cosas que la gente acepte de antemano. De hecho en su artículo “Inquietante” no habla de la sociedad española, sino de Gringolandia, apartando así la crítica que alguien pudiera hacer si ella pusiera el dedo en la llaga de nuestra sociedad. Critica a Gringolandia, como si a los íberos nos importara un pimiento Gringolandia. Señora, hable usted de Iberia y tenga el valor de poner las cosas encima de la mesa. Otra como el Marías, obsesionados por lo “anglo”. A ver si os venís por aquí y os enteráis de lo míseros y pobres de espíritu que son los “anglo”.

Rosa tiene que ser a pesar de todo muy inteligente para estar ahí, vendiendo sus líneas a un periódico famoso. Por eso mismo Rosa a lo mejor nunca tacharía de gamberros a la gente que protestaba en los años 60 por las libertades. Nunca tacharía de gamberros a los que protestaban en contra del Vietnam, o los que pedían la democracia en España en los años 70. Sin embargo, ahora que ella ya está en una posición de poder, ahora se une a los poderosos y los intenta proteger de los “gamberros”. Y a la vez supongo que evitará poner por gamberros o poner a la misma altura a los mitos intocables del siglo XX. Los mitos que han empezado quemando banderas, fotos y todo lo que haga falta y saliendo a la calle, a poner en entre dicho las contradicciones. La señora Montero, al poner de gamberros a esos que reclaman coherencia, pone de gamberros a todas las señoras que lucharon por el derecho de la mujer al voto, a los movimientos sociales de los 60, a las agitaciones antidictadura, antiguerra, a las manifestaciones sindicales, estudiantiles, etc.

Es una pena que a la gente se le suba a la cabeza el poder. Y por ser famosa, a Rosa Montero le ha pasado esto. Se ha vuelto políticamente correcta, como a todos los del PSOE. A mí me da igual si es o no es Psicóloga, o si es o no del PSOE, pero me entristece ver que lo que su mente expresa, no está digerido. Ella no sabe lo que dice. Está enajenada, enajenada por la fascinación del poder y la fama. Y busca su audiencia, una audiencia que la aplauda. Muy bien. Ahí tienes tu pan, y tú te lo comas. Pero a mí no me engañas: eres una ecopacifístapajoliberal. Hippy de mentirijillas. Seguro que tendrías de compi a Hillary Clinton y a Tony Blair. Sois todos unos traidores de vuestros propios valores. Os habéis dejado seducir por el oro, y por la vanidad.

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