Londres como ciudad está predispuesta al colapso. Miles de viejos edificios bajos y gastosos energéticamente. Para colmo, sus ciudadanos están obligados a recorrer enormes distancias para realizar simples actividades y cada actividad parece ser cada vez más inalcanzable tanto geográficamente como a nivel del bolsillo. Quizás este caos se refleje en esta absurda creación, híbrida entre basura reciclada y mal gusto.
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