Se puso a hacer su gazpacho como siempre. Después de
mezclarlo todo, se dispuso a tomar la primera cucharada esperando quizás añadir
un poco de vinagre o sal como es costumbre. Después de hacer algunos añadidos,
se quedó un poco confuso, absorto y perplejo. Pasó un rato antes de intentar
darle el último toque, pero aún así, no quedó nada convencido. En realidad no
había pasado tanto tiempo desde la última vez que lo hizo, quizás seis meses o
un año. Sin embargo, no estaba seguro si aquél gazpacho sabía a gazpacho. Después de tomarse una
taza, pensó sobre el tema una vez más pero lo dejó por imposible. Antes de
acostarse volvió a acordarse del tema casi por casualidad y tras otro intento
por comprender, por fin encontró una explicación: nunca había vivido solo durante
tanto tiempo. Tampoco había hecho gazpacho estando solo en otro país.
Al final, se acostó con la ambivalencia del no saber si en
realidad había tomado gazpacho o de si habría creado un extraño sucedáneo.
Cerró los ojos y conforme todo se volvió oscuro, la realidad le ayudó a
conciliar el sueño.
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