domingo, julio 13, 2008


El Análisis y la Síntesis

En el mundo del conocimiento, el análisis parece predominar sobre otras formas de procesar el mundo, como en política predominan unos poderes sobre otros. Separar, dividir, es decir el uso sistemático del bisturí por encima de cualquier otro método de conocer me parece que está por todos lados. Sin embargo, otras formas de pensamiento científico también están ahí, y cada vez más. Igualmente en política está la tendencia a uniformizar, a centralizar, pero cada vez más, los poderes de las minorías producen cambios decisivos en las relaciones de poder y en la toma de decisiones de los países.

La extraña división en la ciencia entre ciencias sociales y naturales es un efecto de esta tendencia a la división. No entiendo muy bien cuál es la diferencia o más bien la necesidad de diferenciar las ciencias de una manera tan burda. Lo cierto es que las consecuencias han sido creo, bastante negativas. La división entre ricos y pobres, clases altas y bajas, parecen proceder de un semejante modo de ver las cosas. Precisión contra imprecisión, prestigio contra desprestigio. Si la ciencia trata de discriminar y crear 'clases' de científicos, en política hay igualmente miembros aventajados o privilegiados y miembros pobres o con poca representatividad de voto. Todos estos paralelismos muestran la tremenda homogeneidad de pensamiento en el ser humano. Y su relativa y simple estructuración mental.

Se dice que las ciencias sociales han emulado a las ciencias naturales en cuanto a métodos o paradigmas. ¿No será porque son simplemente ciencias y no son distinguibles unas de otras? Un análisis político permitiría ver que a lo mejor las ciencias pobres emulan a las ricas, las ciencias menos poderosas copian a las más poderosas. ¿No suena todo esto a lo mismo que en otros planos de la vida humana? En cualquier caso, lo que me interesa traer a colación es el hecho de cómo algunos descubrimientos y tendencias en unos campos deben por su utilidad ser empleados en otros, y así de paso demostrar que esta distinción entre social y natural es absurda, o al menos artificial.

Por ejemplo, el paradigma newtoniano de la certeza y la estabilidad está en banca rota desde principios del siglo XX. Este cambio de tendencia ha hecho que en la física por ejemplo, se haya reconsiderado la relevancia del paradigma newtoniano en todos los fenómenos naturales. La física cuántica, la teoría del caos, y muchos otros nuevos conceptos generan o más bien cuestionan la aparente necesidad de estar ciertos en las cosas. Cuestionan la linealidad, la predictibilidad y la causalidad en sus concepciones tradicionales.

En este sentido, el constructivismo como concepción relativista del mundo, es un método de conocimiento que parece capaz de dar cuenta de la complejidad y paradójica naturaleza de los fenómenos psicológicos, políticos, sociológicos, históricos e incluso biológicos.

Si hoy dia la física no puede asegurar que las cosas ‘sean’, sino que todo depende de quién observa, de cómo se observa y desde dónde se observa, no tiene mucho sentido abogar por un único modo de ver las cosas en política o en sociología. Esto facilita la idea de un mundo científico más democrático, más abierto a las ideas vengan de donde vengan. En política deberíamos de estar al mismo nivel entonces.

Siguiendo esta lógica de pensamiento, la diferenciación necesaria que asegura la diversidad cultural y la libertad individual no debe rechazar la capacidad de síntesis y de hermanamiento entre culturas. Pero siempre que los distintos niveles de experiencia humana estén satisfechos. Libertad individual (separación del individuo), compromiso social (síntesis del individuo con su comunidad) deben tener una correspondencia política con el nacionalismo andaluz (separación natural de Andalucía con respecto a las naciones o pueblos vecinos) y su complementario político que es el federalismo (síntesis del compromiso de Andalucía con la comunidad de pueblos que le rodean).

De este modo análisis y síntesis estarían armonizados a nivel político y serían capaces de dar cuenta de la enorme complejidad que es la vida peninsular, con su diversidad, su historia y su imperiosa necesidad de soberanía y autodeterminación.

Científicos dedicados al estudio de Andalucía deberían de considerar con más confianza la necesidad de una separación madura y orgánica de España, que diera lugar a un nuevo estado de cosas. Quizás esto dará algún día a la génesis de un nuevo estado y a la desaparición de España como entidad simplista, reduccionista, opresora y homogeneizadora (newtoniana).

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