Efrasio y su hijo Avicena estaban en un viaje interestelar que aunque no los había estrellado letalmente contra ningún meteorito u otro objeto celeste, sí que había salido horriblemente mal. Se supone que tenían previsto transportar a miles de pasajeros que debían recoger en el sistema solar Amil C. Pero en el transcurso de que tuviese lugar el deseado evento, sucedió algo imprevisto. Se habían desplazado muy lejos para llevar a cabo un cabotaje muy especial, y era la primera vez que Avicena participaba en una aventura de esta categoría. El chico debía tener unos dieciséis años y según las leyes educativas de la época, la prioridad era su vocación, por tanto, se le permitía pasar a realizar actividades de seguimiento de profesionales veteranos para después de unos años, volver a estudiar teoría y obtener su título de oficial de astronomía. Avicena había nacido en las inmediaciones de Próxima Centauri. No había conocido el planeta Tierra. Hacía muchas generaciones que su familia había dejado atrás el sistema Solar primigenio. La historia humana seguía hacia adelante, pero más allá de los confines del Sol y sus planetas. Al fin, la simiente humana se había podido desligar de su jaula de oro, de su nido primordial, para poder adentrarse por el oscuro espacio interestelar de la Vía Láctea.
Padre e hijo se encontraban bastante perplejos ante la situación. Acostumbraban a hablar de ciencia y filosofía, y debido a que al fin y al cabo, vivían en una nave espacial, tenían mil y una ocasiones para encontrarse en medio de largas tertulias, mientras se dirigían a recoger a los pasajeros que les esperaban a varias horas-luz de distancia. Había en efecto, mucho tiempo para intercambiar ideas, pero sobre todo, para realizar observaciones astronómicas alucinantes, por el espacio interestelar. La gigantesca nave, que tenía varios kilómetros de largo, llevaba incorporada una gran tecnología para poder acumular datos de aquella región del espacio. Ellos estaban encargados de asegurarse que todos los instrumentos hacían su trabajo, los cuales eran controlados remotamente por un ejército de astrofísicos del Instituto de Astronomía de Andalus, la ciudad de donde procedían.
Las más recientes discusiones entre padre e hijo estaban relacionadas con la expansión del universo y la posibilidad de que algunos retazos de esa inflación que ha experimentado el cosmos en sus momentos iniciales, pudiese haber generado algunas anomalías locales y otras de más largo alcance que fuesen responsables de su accidentado viaje. Pero Avicena era extremadamente inteligente, y tenía sus propias preocupaciones científicas. Como muchacho atrevido, hoy le había preguntado a su padre qué pensaba sobre la existencia de vida humana en otros planetas desconocidos. Efrasio le contestó con gusto, siempre orgulloso de que su hijo tuviese curiosidad y la expresase abiertamente:
-Creo que en relación con lo que hemos estado hablando, el universo es o puede ser, un lugar isótropo, es decir, es igual por todos lados, independientemente de a dónde mires, todo es exactamente igual. Por lo que respecta a la existencia de vida, a grandes rasgos y siguiendo la lógica de la materia y los fenómenos físicos, si hay vida, entonces la debe de haber por todos lados donde haya materia. Debe de encontrarse en todas las direcciones, allí donde haya planetas y soles, y yo diría que de la misma forma y manera en que se nos presenta a nosotros...
Avicena se quedó pensativo, y después se le ocurrió imaginar todo tipo de variantes humanas, asunto que no pudo contener y tuvo que compartir con su padre...Efrasio le contestó de una forma proporcional y contenida...
-En efecto, puede que haya seres como nosotros con cuatro brazos, o mujeres con seis pechos, pero esencialmente eso no cambiaría nada. La arquitectura fundamental debe ser la misma. Igual que las estrellas, los planetas y las galaxias responden a los mismos parámetros y procesos subyacentes...allí donde mires, todo lo que ves, debe de estar fabricado de la misma manera...Por otra parte, y saliendo por peteneras, te diría que incluso en nuestra cultura antigua ya se adelantaron a todo eso de la diversidad biológica, aunque a lo mejor fuese una forma hiperbólica de entender la epopeya humana...según parece, los gigantes llamados Hecatonquiros que defendieron a Zeus contra Cronos, tenían cien brazos y cincuenta cabezas...y no me voy a extender en mencionarte los muchos personajes mitológicos que conoces de sobra, mitad hombres, mitad caballos o cabras...En cualquier caso, esto lo digo porque creo que quizás sean formas inconscientes de reflejar a través de la psique colectiva, una dinámica cósmica pero en versión terrícola.
Avicena ignoró la parte más pedante narrada por su padre, y se enfocó en lo que le interesaba -Pero papá, eso significa que somos más vulgares de lo que pensamos....
-Efectivamente, y ¡qué observación tan brillante! En cualquier caso, es muy posible que a nadie le apetezca pensar mucho en eso. Tiene que ser bastante desagradable para la mayoría, sentir que su propia existencia es vivida exactamente igual, por seres que experimentan las mismas emociones que nosotros, en miles de millones de partes del cosmos, miles de millones de planetas...¡qué vulgaridad!...
-Es verdad, no suena nada apetecible pensar, que en realidad los humanos seamos criaturas abundantes, como átomos de hidrógeno, e indistinguibles los unos de los otros. Es decir, que nuestra vida pueda no ser especial de ninguna de las maneras...-Avicena se quedó absorto, asombrado de la agudeza de sus propios pensamientos.
-Efectivamente hijo...pero muy a pesar de eso, nos sentimos únicos e importantes, y lucharemos contra el hecho de que no seamos más que clones, por siempre jamás. A propósito de cuestiones peliagudas. Como ya sabes, el ordenador científico ha arrojado una serie de conclusiones respecto a lo que nos ha ocurrido...nos hemos perdido tras sufrir una leve turbulencia y creo que va a ser momento de que hable con el resto de la tripulación, porque de momento somos nosotros los que sabemos lo que ha pasado, pero el resto de la tripulación está en Babia. He pensado en que hagamos una reunión mientras almorzamos con los oficiales. ¿Quieres estar presente?
-De acuerdo papá.
-Además hay algo adicional que contar, pero que no te he revelado todavía. Creo que te va a gustar bastante, pero me la quiero reservar para cuando hablemos a la tripulación...
A Avicena se le iluminaron los ojos....se quedó absorto, tratando de imaginar qué podía ser...Pero tendría que esperar un poco. Tras varias horas, terminaron las labores de mantenimiento de los aparatos astronómicos y se fueron al salón comedor donde Efrasio había convocado a los oficiales de abordo. Había un oficial por cada departamento, de modo que se encontraban en una mesa redonda de veinte comensales y una mesa igual pero más pequeña de unos diez ocupantes, para los jóvenes que quisieran escuchar la discusión. Todos eran hijos de los oficiales o bien familiares indirectos. Efrasio habló en andaluz para todos, ya que el castellano era la lengua internacional espacial. Todo el mundo entendería el andaluz...era el inglés neyorquino del mundo moderno.
-Queridos compañeros, os he convocado esta tarde para daros la última estimación del ordenador astronómico. Antes de daros las noticias he tenido una reunión bastante larga con los científicos de mi departamento, con los que he discutido en profundidad los datos, hasta que todos hemos alcanzado un consenso. Han sido muchas horas de trabajo, bajo presión y mucho nerviosismo como podéis entender. Todos estamos muy confusos. En cualquier caso, quisiera definitivamente afirmar que hemos experimentado una especie coletazo errático inflacionario que localmente, es decir, por donde pasábamos en ese momento, nos ha lanzado a una región extrema del cosmos a la que no es técnicamente posible llegar por medios humanos. Hemos tenido que viajar a velocidades superiores a la de la luz, por un estiramiento anormal del espacio, lo que nos ha hecho caer por la cuneta, por decirlo así, y derrapar hasta un paraje por completo desconocido. Estamos literalmente en la vecindad de una estrella muy parecida al Sol, lo cual no es nada de extraño, ya que el Sol es una estrella bastante común, como sabéis. Lo único de peculiar es que hemos estimado su edad, y al parecer está en un periodo crítico, en el que puede que experimente una expansión inesperada en cualquier momento y absorba a todos los planetas circundantes. Curiosamente, estamos muy cerca de uno de esos periodos críticos...y para colmo creemos que hay vida en el planeta que tenemos a unos días de distancia. Os pido permiso para realizar una exploración del mismo, ya que es la primera vez que la humanidad se enfrenta al potencial encuentro con otras formas de vida. Hemos visitado muchos mundos en los últimos miles de años, pero nuestra civilización humana nunca había encontrado nada parecido, según indica el ordenador. Hace siglos un físico llamado Alcubierre, ya predijo la posibilidad de viajar a velocidades hiperlumínicas, pero sus elucubraciones se consideraron ciencia ficción...
-Doctor Efrenio, disculpe mi interrupción. Creo que lo que comparte con nosotros es sin duda un hallazgo científico sin precedentes, pero como capitán de esta nave, entienda que me siento abrumado al saber que estamos más allá de las cartas astrónomicas, en un posible universo paralelo donde la luz de nuestra galaxia nunca ha llegado, ni llegará jamás. Creo que es momento de llorar y tomar consciencia de que nunca volveremos a ver Próxima Centauri, La Tierra o ni siquiera a nuestros seres queridos. Honestamente, creo que no nos interesa lo más mínimo el conocer a otras formas de vida, o lo que quiera que exista ahí abajo...-Su tono de voz se fue quebrando conforme iba hablando y el capitán Gastón Faubert, de origen argentino, tuvo que parar de hablar debido al torrente de lágrimas que asomaban por sus mejillas, y el nudo que se le había formado en la garganta.
-Tiene usted razón señor Gastón. Lo siento mucho, creo que he ido demasiado rápido. Quizás debemos de tomarnos las cosas un poco más despacio. En cualquier caso, solicito permiso para reunirme con los oficiales de mayor rango del ejército, de psicología, medicina y de astrobiología para planear una visita al planeta. Por cierto, si no os importa, he bautizado al planeta con el nombre de Barbate. Un pueblo del sur de Andalucía, la Andalucía de nuestros antepasados...Todos aceptaron la propuesta. Psicología sabía de antemano las intenciones del doctor Efrasio, pero hubo que aparentar cierta espontaneidad...
Hicieron una votación y se aprobó la preparación de un contingente excepcional de exploración de Barbate. También se aprobó un plan para informar a la tripulación de la situación, con psicología tomando el mando del plan y otro plan para estudiar la posibilidad de analizar con detalle las ondas gravitatorias locales con el objetivo de un posible retorno al punto de partida, con el liderazgo de los astrofísicos.
La hueste elegida, consistía en un grupo heterogéneo de robots, ciborgs, militares, científicos y oficiales médicos. Descendieron en varias naves que llevaban armas pesadas y escudos electromagnéticos. Lo que encontraron les hizo palidecer. Todos llevaban cámaras insertadas en sus cuerpos....con lo cual Efrasio y Avicena tenían un seguimiento directo 24/7, de las aventuras del equipo explorador.
Los astrónomos de la nave se encerraron en su departamento, con toneladas de alimentos y mantas, creando una especie de pequeño búnker que pronto apestaría a tigre, como es lógico. No querían abandonar las pantallas. Sentían que iban a dejar a sus compañeros abandonados si no tenían contacto visual constante con ellos. Avicena estaba alucinado....Los exploradores liderados por los inmortales robots y los ciborgs, iban abriendo camino. Todo parecía extrañamente familiar. Plantas que parecían árboles o hierba. Bosques, lagos y mares. Cielos azules y nubes blancas. Pronto aparecieron aves y animales que pastaban o que parecían predadores. Después de varios días sin grandes incidencias decidieron hacer un campamento más estable y con estrictas medidas de seguridad. Se apostaron allí y dejaron que los ciborgs ampliaran el radio de exploración. Varios grupos biónicos se dirigieron a los diferentes puntos cardinales partiendo del campamento. La nave nodriza había lanzado varios satélites y cientos de drones, para cubrir por GPS la actividad de los exploradores en todo momento. De ese modo, y cubriendo todas las eventualidades, al fin hicieron contacto con inteligencias extraterrestres...El niño se acordó de las sabias palabras de su padre...un mundo isotrópico, igual al norte, que al sur, que al este o al oeste.
Fueron momentos apoteósicos. Increíble para todos y cada uno de ellos. Tanto los de la nave nodriza como los del campamento base. Los ciborgs tomaron posiciones a varios kilómetros de lo que parecía una aldea y unos habitantes de la misma totalmente sedentarios. Tenían animales para pastoreo y terrenos de cultivo. Recintos amurallados, escasa tecnología y una vida más bien ruda, pero atemperada por emociones y sentimientos propios de un espíritu humano...Fue una especie de extraño espejismo. Los humanos sólo habían visto la vida de la Edad Media de la Tierra en las películas y aquello era como una vuelta al pasado...una extraña vuelta a un pasado que podían ver y oler.
Los ciborgs hicieron de perfectos ojeadores. Tomaron notas detalladas de los hábitos y cultura de los humanoides que poblaban aquella aldea y reportaron con fidelidad todo lo que vieron sus avezados cerebros electrónicos. Posteriormente, hicieron contacto con más aldeas y áreas urbanas, pero dado que aquél grupo fue descubierto primero, decidieron poner todo su esfuerzo en estudiarlos a ellos con más ahínco. Aquello parecía definitivamente un viaje en el tiempo, lo cual creó una gran confusión y extraña angustia en todos los hombres. No sabían si quizás estaban en la Tierra, aunque realmente no tuviese ningún sentido pensarlo. En sus mentes era imposible concebir el volver al pasado exactamente en su propio planeta de origen, cuando en realidad lo que habían hecho era alejarse muchísimo en el tiempo y el espacio. Pero la confusión los llenó de dudas y disforia.
Tras varios meses de observaciones con las cuales habían analizado las características anatómicas, funcionales y psicológicas de aquellos seres, los humanos decidieron acercarse ellos mismos al pueblo, pertrechados con trajes especiales y bajo la celosa protección de sus robots. El aire era respirable, pero se mantenían aislados por cuestiones de seguridad microbiológica. De modo que si salían al exterior iban enfundados en unos equipos que a parte de ser perfectamente estancos, creaban una total transparencia, lo cual los hacía completamente invisibles para los ojos de las criaturas autóctonas. De este modo, los ojeadores humanos se infiltraron como espías de otra dimensión en las vidas de aquellos pueblerinos....Lo que veían y escuchaban no dejaba de sorprenderlos. Cada día suponía el registro y la constatación de la universalidad de la Historia. Cada hallazgo era cotejado por los equipos multidisciplinares de la nave nodriza, que aunque no eran ni mucho menos antropólogos o expertos en ciencias humanas, se documentaron con las bases de datos disponibles para cotejar los hallazgos empíricos con sus enciclopedias. Todo sucedía tal y como se narraba en las bases de datos. Avicena no salía de su asombro. Los niños de la aldea eran una delicia de observar. Los adultos, con sus rituales y rutinas suponían un disfrute y un contínuo reto moral a los silenciosos observadores, por muchos motivos. Sus enfermedades, disputas y tragedias eran vividas, necesitando una gran dosis de autocontrol. Espiarlos suponía crear una experiencia para la cual ninguno se había preparado, ni siquiera los psicólogos. Averiguar sus intimidades, desvelar sus mentiras y engaños, era como levantar la última barrera de la mente humana a su propio autoconocimiento.
Al cabo de un año, todos sentían un gran cariño por los aldeanos. Era difícil no entrar a interactuar con ellos. Tanto los exploradores como los de la nave nodriza los veían ya como si fueran sus tatarabuelos, o como si fueran personajes de cuento que habían decidido materializarse en un parque temático. Habían estudiado al detalle su lenguaje y podían traducir al instante su lenguaje oral. Dada la falta de peligros significativos y bajo el control robótico, todos los de la nave pudieron hacer visitas y después retornar sanos y salvos a la seguridad de la nave nodriza que orbitaba fielmente alrededor del planeta Barbate. Descender al planeta era como ir a las vacaciones más increíbles jamás soñadas. Y más aún para el joven Avicena y sus amigos adolescentes. Después de estudiar la aldea, a la cual llamaron "La Viña" por los viñedos que tenían, visitaron muchas otras aldeas e incluso ciudades. El planeta Barbate había abierto los corazones de los hombres del espacio a un nuevo modo de concebir la realidad. Aún así, supieron contenerse y no dejarse llevar por los impulsos. Hubo muchas discusiones de carácter ético en cuanto a los derechos que podrían tener o no tener de interferir, biológica, psicológica y culturalmente con aquellos seres extraterrestres.
Entre tanta emoción, papá y Avicena, como buenos astrónomos, acabaron recordando que debían de retornar a comerse el coco con el asunto de la extraña causa que los propulsó a velocidades hiperlumínicas más allá del universo conocido. Efrasio y el equipo, tras varios meses de obsesión por aprender de Barbate, fueron retornando a sus estudios y cálculos que les permitiese entender las causas de su viaje por el espacio-tiempo. Hicieron un acuerdo con los demás departamentos de reunirse periódicamente para informar de los progresos. Los psicólogos habían recomendado que era necesario proporcionar medios para gestionar el impasse existencial en el que se veían inmersos y para ellos el primer paso era normalizar su situación dedicándose a observar el microcosmos humanoide de Barbate. Pero no debían quedarse estancados en eso.
-Papá, supongo que vas a dar tu próximo informe ya mismo. Me pregunto si me puedes dar un adelanto. Estoy preocupado con todo lo que está pasando. Tengo sentimientos encontrados, ¿sabes? No sé si deberíamos quedarnos aquí y mezclarnos con esas gentes. Podríamos ayudarles y hacer sus vidas más fáciles. No sé, ¿tú qué piensas?
-Hijo, la verdad es que planteas algo tentador sin duda alguna. Pero lo que tengo para compartir no trae más que confusión a la ya difícil situación...la estrella que calienta a Barbate va a experimentar una expansión importante, en los próximos meses. Está llegando a un punto de inflexión que supone el fin de Barbate tal y como lo conocemos. Notamos grandes cambios en la actividad de la corona y en capas inferiores que nos dicen que la catástrofe es inminente...
-No puede ser...todo nos pasa a nosotros...nos perdemos en el espacio, nos encontramos con gente a las que no podemos hablar, ni relacionarnos con ellas y ahora que les tenemos cariño van a ser achicharradas por un mezquino sol moribundo y egoísta...-Avicena rompió a llorar con la mirada perdida.
-Lo siento Avicena -dijo su padre con voz temblorosa- yo tampoco lo entiendo. Tengo más noticias sobre las anomalías inflacionarias del espacio que pueden clarificar algo de lo que nos pasó al llegar aquí, pero esto que te cuento es más urgente....creo que es todo lo que debo de divulgar por el momento.
-Vale papi, si quieres háblame sobre lo que has encontrado. Tengo la impresión de que te vas a referir al comienzo del universo para explicarme lo que nos ha pasado...
-Hijo eres un as. Es cierto, tengo que hablarte sobre el comienzo del universo... Cuando el universo se formó, el nivel energético era tan grande que quizás aquello se parecía bastante a lo que ocurre en los modernos aceleradores de partículas...las cosas se manifestaban de forma que la gravedad y los estados cuánticos estaban más integrados. Quizás haya habido burbujas de ese estado inicial que no hayan acabado de evolucionar como el resto de las regiones, y nos hemos tropezado con algún área del universo todavía bastante cargado de energía primigenia, quizás en forma de energía oscura. Esa región particularmente activa ha podido cogernos a nosotros por medio, justo cuando ha experimentado un estirón....lo mismo hemos sido nosotros los que lo hemos alimentado con el gran tamaño de nuestra nave y su poderoso campo magnético. Para explicarte de forma simple lo que ha podido pasar te doy el ejemplo de la superficie de un papel, como el espacio de referencia donde vivimos. Ahora coges ese papel y lo doblas y doblas, como cuando hacemos un origami. En realidad estás creando un cuerpo de tres dimensiones, con un objeto de dos dimensiones. El moverte a través de ese espacio bidimensional, no te permite ver el camino que tomas a través del cuerpo tridimensional, pero si por la razón que fuese, por esa extraña cantidad extra de energía que se encuentra concentrada en alguna región del espacio, se uniesen algunos puntos de esa superficie doblada, puede que apareciéramos en un punto geográfico muy apartado de nuestra geografía original, aunque en realidad, desde el punto de vista del cuerpo tridimensional, estuviésemos más o menos por el mismo sitio. No sé si me explico...Eso me lleva a tener que buscar otra área de gran energía para retornar a un punto geográfico similar por el cual llegamos hasta aquí. Tenemos que afinar con nuestros detectores de materia oscura si queremos volver a casa...pero esto supone hacer un experimento que puede poner en grave peligro la vida de los tripulantes de ésta nave...
-Me parece una idea bastante sensata papá, vale la pena arriesgarse. Creo que te entiendo perfectamente. Estás hablando de una anomalía que se muestra a través de un fleco del espacio-tiempo que desafía la teoría física. Es normal que debe de haber algo que corrija las expectativas normales, puesto que lo normal no sirve para explicar la física que conocemos. Disculpa mis digresión, pero en realidad eso no es lo que me preocupa, porque confío plenamente en tí. Mi preocupación es, que si hemos conocido a la gente de esa aldea, y sabemos que su sol va a crecer y crecer hasta freir Barbate y carbonizar a esos amigos galácticos sin que jamás tengan oportunidad de escapar, sería una pena que no pudiéramos llevárnoslos de aquí...papá.
Avicena había estado observando desde hacía meses y con la ayuda de los ciborgs, el comportamiento y la vida de un niño y su padre. El los había bautizado con nombres propios, como si los conociera. Al niño lo había bautizado como Yénego y al padre Galín, basándose en la fonética natural de los lugareños. Avicena había aprendido mucho sobre la vida y la cultura de Yénego, pero no se daba cuenta que lo observaba en silencio, como un fantasma que a través de tecnologías incomprensibles para los aldeanos, y que en realidad por motivos paralelos a lo que sucedía a nivel físico, las leyes psicológicas habían traído a juntar dimensiones y mundos, por plegamientos que la misma naturaleza y sus caprichos pueden permitir, pero que quizás, son realmente ominosos y difíciles de comprender. Efrasio se dio cuenta de dichos peligros, y consultó con el departamento de psicología acerca de la profunda obsesión de su hijo con Yénego y Galín. Uno de los psicólogos jóvenes, llamado Habi, que en realidad cuidaba ya de Avicena, se interesó por la situación, y estableció un seguimiento particularmente cercano del muchacho. Efrasio, en su capacidad racional, vio para su asombro un caleidoscopio de observadores y observados, que le produjo un cierto grado de niebla mental y confusión. Pero quizás no había vuelta atrás.
-La mente está programada de tal manera, que somos presa de paradojas que debemos de aceptar. Esto se decía Efrasio a sí mismo para contener su emociones. Habi percibió junto con Efrasio, que dichas paradojas parecían estar escritas dentro del mismo código fuente de la mente y del universo. La geometría del afecto llevaba a Avicena a amar a Yénego, aunque sus mentes fueran islas lejanas.
En su inmensa ignorancia, Yénego vivía en términos terráqueos en algún punto entre la Edad Antigua y la Edad Media, no importaba si mil años más o menos. Era una edad remota, inaccesible, quizás insoportable para una mente super-avanzada y desligada de las propiedades fisicoquímicas de la naturaleza desnuda. Avicena en cambio, nunca había estado en contacto directo con un bosque, o un lago. De hecho, aunque había estado allí mismo, entre las praderas y estepas de Barbate, seguía enfundado en su traje protector, entubado para filtrar microorganismos nocivos y evitar cualquier peligro. Jamás había acariciado a un perro lleno de pulgas, ni había contraído enfermedad alguna. El frío nunca le había mordido las orejas, y las heridas nunca se le habían infectado...Quizás hubiese una barrera infranqueable para establecer una posible amistad o relación con Yénego, pero paradójicamente, la relación existía de algún modo y para Efrasio y Javi, esa era un aspecto desquiciante de sus realidades. En verdad, todos los implicados se mantenían dislocados en los bordes de sus propios sistemas de referencia. Asomados a la frontera de la ciencia, cada uno desde un ángulo, los protagonistas de esta historia estaban al filo de ver qué había más allá. Si el universo era uno, debería de existir una sola verdad subyacente, o al menos eso pensaban.
Habi y Efrasio debían de responder al ansioso deseo de Avicena, y el tiempo iba en su contra. Analizaron la situación y encontraron graves problemas con los que lidiar. Llevarse solo a unos cuantos aldeanos sería muy traumático para ellos y aunque fuera la aldea entera la que decidieran traer a la nave, todo constituiría un rapto o secuestro horripilante. Se verían como víctimas indefensas, incapaces de comprender porqué motivo eran sustraídos de su mundo y llevados en un carro celestial hacia el foso más profundo del cosmos. Tardarían décadas en vislumbrar las razones más simples por las que se encontraban en manos de una civilización superior. Y su posible asimilación cultural podría dejar marcas y trastornos indelebles en aquellas criaturas...Prolongar sus vidas con una moratoria de esa clase, quizás no fuese una solución...¿o sí? ¿Era eso peor que dejarlos morir? ¿Acaso debían jugar a ser dioses, o deberían comportarse como humanos y llevarse a todos los que pudiera acoger la titánica nave nodriza? Ahora quedaban sólo semanas para que el sol explotara arrasando todo el sistema de planetas. La nave tendría que partir de inmediato para no ser alcanzada por el avance frenético de una estrella en expansión. Durante los últimos días antes de alejarse de Barbate, tuvieron la suerte de encontrar las ecuaciones adecuadas para explicar cómo pudieron llegar allí, lo que les permitió trazar un plan de retorno. En esos momentos de gran ansiedad, el consejo de especialistas y oficiales se reunió, ésta vez sin los jóvenes. Tomaron un decisión firme y unilateral.