Hace años, antes del colapso del PA, pude disfrutar de una conferencia que dio el ínclito Estanislao Naranjo Infante, en la sede de dicho partido. El tema de discusión tenía que ver con las diferentes formas legales de Federalismo. Estanislao me ayudó a entender que hay muchas formas de organizarse desde esa perspectiva. Es probable que nuestro presente político exija mayor atención a esta cuestión, ya que creo es una via razonable para avanzar todos juntos. Ver a los nacionalismos del Norte comportarse de manera tan destructiva y auto-destructiva es realmente doloroso. Genera vergüenza ajena, y muchas otras emociones negativas. Me parece que hemos llegado a un punto donde tenemos todos que reconocer cuáles son los límites del nacionalismo periférico. Dada la trayectoria histórica de esos nacionalismos y el daño hecho a Andalucía, me parece que estos partidos no deberían de tener representación en el Congreso de los Diputados. Han actuado como partidos bisagra abusando de sus influencias para inflar las arcas de organizaciones supremacistas y también para inflar de odio y desprecio a otras comunidades. Esto va contra el interés general y es una clara agresión gratuita a otros pueblos que no son los catalanes y los vascos. Los nacionalistas de todas las comunidades, deberíamos de comprender esto. Por tanto, sugiero que el nacionalismo periférico sea eso, periférico. Todos deberíamos de reconocer los límites. Hay intereses comunes, que pueden reflejarse federativamente en el Congreso de los Diputados, pero ese foro no debería ser un bufé libre para aquellos que vienen sólo a llevarse beneficios y a no aportar nada. Los parlamentos de las diferentes comunidades deberían de representarnos a ese nivel y gestionar nuestras competencias. Creo que eso es muy lógico y deseable. Pero hay que encontrar un equilibrio gravitatorio, equidistante para todos los interesados en el ruedo ibérico.
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