José Miguel era un talentoso electricista que lideraba su
propio negocio. Era un hombre muy trabajador y dedicado padre de familia, que ahora
volvía de su faena diaria a casa, después de un más que satisfactorio día
laboral. Iba andando por una calle muy céntrica de la ciudad, cuando percibió
que un amigo suyo venía justo en sentido contrario, por el otro lado de la
acera. Se sintió algo asustado puesto que pareció ver a su amigo andar hacia
atrás, pero como el hombre se detuvo al ser llamado desde la otra acera, José
Miguel se olvidó rápidamente del asunto. Se alegró mucho de verlo, aunque al
principio lo vio de espaldas (lo reconocería incluso de espaldas, porque era un
amigo de toda la vida) y no esperó a que estuviera a su altura para llamarlo
con alegría. El amigo, que parecía muy ensimismado en sus pensamientos, tardó
algún tiempo en reconocerlo, y como no reaccionaba a sus gestos, decidió cruzar
y abordarlo sin más dilación. –¡Muy buenas señor! ¿Cómo estás? ¿Cuánto tiempo,
no?- dijo José Miguel. El otro parecía como estar en un sueño del que no podía
despertar. No hizo gesto alguno de aproximación o de siquiera estrechar un
saludo con su mano. José Miguel, que era muy prudente, le dio tiempo a que el
otro recuperase la compostura, o a que quizás finalmente le dijera algo. Poco a
poco, el amigo fue saliendo de su estado de estupor. –Perdona, es que acabo de
salir de la consulta de mi psicólogo- José Miguel entendió que quizás la sesión
le había dejado algo perturbado, lo cual pensó, debe ser bastante normal al
acudir a un experto en el funcionamiento de la mente. –Ya veo, si, bueno, no te
preocupes, y estooo, ¿qué tal tío, qué te cuentas?- Dijo José Miguel, tratando
de evitar el asunto del psicólogo. Al fin y al cabo, una consulta de ese tipo
es algo bastante privado y confidencial. Sin embargo, el amigo optó por
compartir su experiencia con él. –Pues la verdad es que estoy en un proceso de
cambio…- A partir de ahí, el amigo comenzó a narrar su experiencia en la
consulta de Don Antal Szerb, un enigmático psicólogo recién llegado de ultramar.
Al parecer Szerb, es un hombre extremadamente especial o excéntrico, porque
tiene un estilo de trabajar con los pacientes bastante radical. De hecho, José
Miguel no sabía si dar o no crédito a lo que su amigo le contó. Al parecer
Szerb recibe a los pacientes en una oficina en donde todos los muebles están
pegados al techo, menos la silla donde se sienta el paciente. Incluso el mismo
Szerb está sujeto a su sillón allá en el techo. Es un misterio cómo Szerb logra
colocarse en dicha posición, pero el desarrollo de la sesión parece proceder
con total naturalidad, a pesar de la extraña organización espacial. Szerb
demuestra que uno mismo es el que está viendo las cosas al revés y que hay que
despertar del sueño ilusorio en el que vivimos. José Miguel, tímidamente
preguntó si eso era todo lo que el psicólogo trabajaba en la sesión o había
algo más. El amigo le contestó que eso era sólo lo más superficial. En
realidad, Szerb le está enseñando a tomar sus alimentos con una cañita por via
nasal, y a prepararse para algunos cambios importantes. -¿Qué, ejem, cambios
importantes?- Dijo José Miguel, aclarándose la garganta. Resulta que Szerb
respira por la garganta. Se ha hecho una traqueotomía para poder así respirar
de manera más pura y sin contaminación. –¿Contaminación de qué?-, -Pues
contaminación de los deseos orales y también de los pensamientos, porque la
boca es una fuente de impurezas de todo tipo, de modo que tengo que concertar
una cita con un cirujano para empezar mi proceso de cambio-. Conforme el amigo
daba más y más detalles, del estrambótico plan terapéutico al que se estaba
sometiendo, José Miguel, se fue sintiendo más y más incómodo y preocupado. Dado
que tenía gran respeto y estima por el amigo, optó por mostrarse asertivo y
averiguar si este tratamiento tenía alguna base científica que lo sustentara, a
lo cual el amigo le contestó que dicha psicoterapia se basa en un sólido pilar
ideológico y también en la cosmología. –En laaaa…..cosmología-, -si, si, por
supuesto, en la cosmología. No sé si estás informado de que la materia conocida
sólo es un cinco por ciento de todo lo que existe en el universo….-, -no no, la
verdad es que no lo sabía-, -pues sí señor, esto significa que casi todo lo que
puebla el universo es materia y energía oscura-, -asimismo-, prosiguió el
amigo, -los pensamientos son unas fuerzas emergentes que se legitiman a sí
mismos por su mera existencia, por lo tanto, yo puedo pensar lo que quiera, y
es posible que seamos esclavos de pensamientos anticuados y arbitrarios,
heredados de un modo de relación social, fundamentalmente sesgado y falto de
libertad e imaginación- José Miguel, no daba crédito a sus oídos, y como no
sabía si salir corriendo o quedarse ahí pasmado, optó por decir algo
diplomático; -yyyy….buenooo….¿qué tiene que ver la materia oscura con los
pensamientos anticuados y todo lo demás?-, -bueno, eso es muy interesante-,
dijo el amigo con gesto de misterio,-en realidad lo oscuro es lo que se nos
oculta, y es preciso ponernos en contacto con nuestras partes oscuras para
poder liberar todo nuestro potencial….si quieres te cuento las cosas que tengo
que hacer con las partes ocultas y oscuras de mi cuerpo para liberarme….-,
-nooo, no te preocupes, no me lo cuentes, ya me imagino qué cosas pueden ser,
de verdad-. A estas alturas el amigo, no sólo parecía muy despierto, sino que
resultaba más bien algo seductor, e incluso hipnótico en su actitud y forma de
mirar. José Miguel se sintió muy agotado y sin paciencia alguna para poder
seguir escuchando. De hecho, su nivel de vergüenza ajena y respeto por su amigo
alcanzó cotas nuevas, que le permitieron hacer algunas preguntas algo
controvertidas. –Una cosa que no entiendo, es lo siguiente-, -sí claro,
adelante- dijo el otro, con una mirada inquisitoria. –Vamos a ver, es que si
uno puede pensar lo que quiera y hacer cosas que te liberen, podrías dedicarte
a pellizcar cristales o chupar candados; esto sería algo muy económico y más
seguro, en vez de andar hacia atrás, o alimentarte por vía nasal- El amigo
cambió su semblante y se mostró sombrío y algo enfadado. –Creo que estás
respondiendo de una forma bastante normal a lo que te he contado; te estás
poniendo a la defensiva, tienes miedo de abandonar tu anticuado sistema de
referencia cultural, quizás te he contado demasiado sin darte tiempo a digerirlo-
Aseveró el amigo, en un tono intransigente. José Miguel se vio abocado a ser
más sincero y directo; -¿Sabes una cosa? Creo que te equivocas- El amigo se
mostró decepcionado con José Miguel mientras mostraba su desagrado girando la
cabeza de un lado a otro lentamente. Y le respondió lo siguiente; -Szerb es la
punta del iceberg de un tremendo cambio cultural…Estados Unidos nos lleva la
delantera en esto…ya verás que pronto el mundo va a cambiar…hemos estado
esperando mucho tiempo a que la gente reaccione ante el imperialismo de lo
cotidiano…es momento de convertirte en un activista de este movimiento, o
quedarás anquilosado en la Edad Media de la cultura….- El amigo pronunció sus
últimas palabras muy despacio, como saboreando cada una de ellas. Su voz se
había hecho cada vez más grave, y su discurso parecía extremadamente
convincente. José Miguel ya tuvo
bastante dosis de tonterías y sentenció; -mira querido amigo, debe haber muchos
psicólogos en esta ciudad, no sé por qué vas a verlo a él, pero ¿sabes una
cosa? Si Szerb fuera un bombero, sería uno muy peligroso porque se comporta
como un pirómano-. Después de esto se despidieron con fría cortesía y cada uno
volvió a caminar a su manera preferida. Al cabo de unos minutos de paseo vuelta
a casa, José Miguel notó que algunos viandantes caminaban marcha atrás, y al
poco también se percató que había más de una persona con traqueotomía y con una
especie de filtro negro colocado en la garganta. José Miguel sacudió la cabeza
en un acto de crédula incredulidad, y se dijo así mismo…-¡Bienvenido a la nueva
normalidad!
No hay comentarios:
Publicar un comentario