viernes, abril 04, 2008


Duelo por Uno Mismo

Pipo estaba en el salón con su amigo Currito. Oyeron los gritos de los padres de Pipo aunque la puerta estaba cerrada. Los gritos continuaron y se volvieron tan fuertes que el cristal de la puerta empezó a resonar. Pipo y Currito se asustaron mucho pero no quisieron salir de allí. Pipo decidió seguir jugando con Currito y así tranquilizar a su amiguito, pero con el rabillo del ojo observó cómo su padre pasó por el corredor.

El padre de Pipo volvió sobre sus pasos y Pipo se dió cuenta que llevaba algo en los brazos. Mientras jugaba con Currito, Pipo se fue arrastrando llevando un camión hacia los bajos del sofá que estaba cerca de la puerta. Sigilosamente la abrió levemente. Su padre apuntaba a su madre con una escopeta de caza. Ella estaba en el suelo sollozando y pidiéndole que no le matara. En realidad Pipo decidió que no había visto nada. No podía entender lo que estaba viendo, de modo que intentó suprimirlo de su mente. Volvió al camión que estaba debajo del sofá y lo recondujo hasta la gasolinera de Currito para echarle un poco de gasóil.

Al día siguiente la madre le dijo que papá quería haberlos matado a ella y a él. Pero que gracias a una vecina que llamó a la puerta, papá decidió no matarlos.

Pipo murió aquel día. El día en que se dio cuenta de que su padre mató a su familia. Los mató en su mente. Pero a pesar de eso en la casa olía a pólvora. Y Pipo no pudo desde entonces vivir nunca más sabiendo que estaba vivo sin merecerlo. -¿Para qué iba yo a vivir si mi padre me quiere muerto?- seguramente esto fue lo que el inconsciente de Pipo intentaba mantener bajo control.

Y como todos los muertos que siguen vivos, Pipo se convirtió en un 'muerto viviente'. Y decidió que como tal, se dedicaría a flotar como los fantasmas entre los vivos. A no implicarse en nada. A no sentir nada y a pensar, pensar mucho.

El otro día Pipo cumplió cincuenta años. Nunca se ha sentido 'real'. Nunca ha estado en ningún sitio. Cuando mejor se siente es cuando pasa por los cementerios. Se siente seguro. Para celebrar su cumpleaños se ha comprado una lápida y ha escrito su nombre en ella. Ha sido el día más feliz de su vida.

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