lunes, abril 07, 2008

Lo Chabacano como Experiencia Inescapable

Si hay algo que nunca eché de menos al emigrar fue el mal gusto de muchos de mis compatriotas y hermanos de clase. El ser de clase obrera, como ser de cualquier otra en realidad, permite aprender mucho sobre las miserias humanas, pero también le convierte a uno alérgico a lo ‘basto’, a lo ‘cutre’ y al mal gusto.

Vivir en un barrio obrero como en el que viví en Andalucía me hizo aborrecer muchas cosas. Fumadores y humo de tabaco hasta en la sopa, la semana santa, los partidos televisados, los sábados con las películas rancias y el olor de café de fondo, mil cosas. Pero lo peor de todo era tener que vivir entre vecinos envidiosos y con escasos valores comunitarios. No hay nada más que destruya la fuerza de los pobres que sus propios deseos de que a los otros pobres les vaya peor que a ellos. Y el que se comporten con arrogancia con otros que se esfuerzan por mejorar es una experiencia realmente traumática. No sólo sentí que era pobre, sino que estaba atrapado en una red que quería ‘encargarse’ de que siempre siguiera así.

En cualquier caso, el emigrar me ha enseñado una gran lección socialista. Y es que los catetos, chabacanos y cutres están por todos lados. La pobreza y la miseria son necesarias en el mundo capitalista y vivir en un país como Inglaterra no me ha supuesto pasar a un mundo sin ‘chunguiteros’. Están por todos lados. Los mismos chandalls, las mismas cadenas, las mismas caras de amargados. La droga los obnubila, la tele los hipnotiza y las tiendas los convierten en zombies del consumo. El símbolo inglés del mal gusto se materializa en Beckham y su esposa. En cuanto a los medios de comunicación, lo mismo. Nunca hubiera creído que el periodismo podía caer tan bajo hasta que llegué a Inglaterra. Los ‘tabloides’ azuzan descaradamente a la población trabajadora para que odien a los emigrantes y la BBC no es más fascista porque simplemente ser más descarado chocaría con otro aspecto típico inglés; la hipocresía.

Respecto a la vida de barrio otro tanto de lo mismo o aún peor. Aunque compres una casa relativamente buena, siempre va a haber un paleto a tu lado que derrocha en el coche y no tiene ni para comprarse un libro. O que tiene una televisión de plasma pero no llega a fin de mes. ¡La falta de sentido comunitario en Inglaterra es abrumadora! Miles de kilómetros cuadrados de casas en lugar de pisos para encontrar lo mismo que en Andalucía. Aislamiento, paranoia, drogas, violencia doméstica, y el resto ya lo sabéis. Quizás lo único que salva a este país es el alto nivel de empleo y de impuestos. Esto lo cambia todo de alguna manera. Pero en esencia todo es lo mismo. Las mismas diferencias estructurales en la sociedad, machismo, consumismo y fascismo. Quizás como consuelo me queda comprobar que todos los males de Andalucía parecen más bien estar conectados con la condición humana, y que así mismo las virtudes y oportunidades de cambio puede que estén también al alcance de todos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Soy tu compatriota de Castilleja de la Cuesta. Me sumo a tus palabras y las hago mias. Es cierto. Sólo hay un matiz que me gustaria explicarte y que hace un tiempo que me parece que nos hace ser peores personas de lo que somos realmente. Cuando nos referimos a los habitantes de pueblo, tendemos a agregarles el término cateto con todas las connotaciones negativas que conlleva. Bajunos, ignorantes, zafios, incultos...Es cierto, eso es lo que, despectivamente, se asocia a esa palabra o, al menos, eso es lo que conlleva ser cateto en el entorno en el que vivo: la muy señorita ciudad de Sevilla... Y yo te digo que son peores los de la ciudad que los de los pueblos pues, en estos, todavia perviven y se respetan ciertos "códigos" que hacen, al menos, más honorable a la gente. Piénsalo. Un abrazo, desde la distancia, José Miguel Navarro

Er Nota dijo...

Hola amigo José Miguel, creo que tu comentario vale otro post, así que reflexionaré sobre el concepto de cateto. Espero que te guste. Otro abrazo desde Inglaterra.