sábado, abril 05, 2008


El Mundo es un Lugar Oscuro

John se reunió con Anne Marie para hablar sobre una paciente bastante compleja. Dicha paciente estaba ingresada en la planta de seguridad del hospital. Anne Marie trabajaba como psicóloga interna residente en la planta 'abierta' en donde los pacientes pueden entrar y salir de allí con libertad. John le había requerido una revisión de los archivos de dicha paciente, ya que debido a su larga historia clínica y su progresivo deterioro, las autoridades se sentían cada vez más confusas en cuanto a qué hacer con ella.

Anne Marie hizo una buena exposición de lo que había encontrado en los archivos. John se impresionó al escuchar la historia traumática de la paciente en boca de Anne Marie. Su madre la abandonó cuando era niña y después su padre la violó durante años. Posteriormente ella perdió la custodia de sus hijos debido a estancias en prisión y consumo de drogas.

Sin embargo la paciente había cruzado la línea del mal desde hacía tiempo. Ya no era una víctima, y se había convertido en una perpetradora de abusos hacia los demás. En los archivos había numerosas notas sobre ataques a personal de enfermería y pacientes durante sus estancias en el hospital. Continuas estrategias para dividir y sabotear su terapia, llevó a los profesionales a enfrentarse entre ellos y a la larga a una disimulada pero tangible rendición por parte de todos sobre su futuro.

Su grado de deterioro fue tan profundo que parecía incapaz de sentir nada por nadie, ni creer o establecer una relación con otra persona. Anne Marie se mantuvo siempre del lado de la paciente, al describir todo esto. John, que era el psicólogo jefe, tenía una actitud mucho más cínica al respecto. Para retar a Anne Marie sobre su postura de culpar al 'sistema' de lo que la paciente había sufrido durante todos estos años, John invitó a Anne Marie a 'bajar al infierno'. Anne Marie iba a terminar su rotación en el hospital y le pareció bien hacer una visita a la planta de seguridad. Así conocería el ambiente de esta planta y también podría conocer a la paciente que había estudiado a través de los archivos.

Bajaron escaleras y abrieron y cerraron compuertas. El lugar al que se acercaban estaba cada vez más lejano al mundo exterior. Y aunque eran sólo unas cuantas escaleras y puertas las que habían cruzado, el mundo conocido parecía ya algo remoto. Las paredes parecían húmedas, y los muebles y la decoración rezumaban tensión y angustia. Anne Marie finalmente conoció a la paciente. Frente a ella Anne Marie se sintió vulnerable. La paciente era una mujer de pelo negro y ojos azules. De mirada inquisitiva y con la cara cortada por una cicatriz que le atravesaba la mejilla izquierda, su imagen era la de una especie de criatura electrizada e impredecible. La mujer empezó a hablar sin nadie haberle preguntado. Contó su vida en pocos minutos y gesticulaba como exigiendo venganza. Pasaba de la risa al llanto y del llanto al odio. Preguntaba cosas que eran demasiado personales para la psicóloga. La tensión alcanzó límites inconcebibles cuando al fondo, los intensos gritos de otros pacientes parecieron tragarse la conversación. La psicóloga se sintió confundida por el ruido, la cara de la paciente, el tenebroso lugar donde se encontraban. Aunque se sintió culpable por el sentimiento, Anne Marie notó que el comportamiento de la paciente la había decepcionado. Se sintió invadida por la presencia de aquella mujer que le asustaba y le daba arcadas sólo mirarla. Su actitud cambiante y manipuladora erosionó el respeto que Anne Marie tenía por su penosa vida.

Después de esta intensa entrevista Anne Marie se marchó de la planta. Su rostro joven y dulce estaba torcido en una mueca de dolor. John le acompaño hasta la última puerta. Antes de despedirse John le preguntó qué tal le pareció la experiencia, haciendo un esfuerzo por no reir. Anne Marie le contestó; - Ella me ha enseñado a darme cuenta que el mundo es un lugar oscuro, muy oscuro-. Tras despedirse, John se dirigió de nuevo 'al infierno' sin ya poder contener una expresión jocosa. La paciente al verlo pasar le guiñó un ojo.

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